Abadia San Michele Della Chiusa:
La abadía de San Michele Della Chiusa, más conocida como Sacra de San Michele, ubicada en el monte Pirchiriano, en el val di Susa, camino hacia Francia y fundada en el penúltimo decenio del siglo X, fue desarrollada entre los siglos XI y XIV, luego cayó en un cierto abandono. Hoy, tras una importante restauración, se ha convertido en el símbolo del Piamonte.
En las crónicas de la abadía fue siempre exhibida con orgullo su ubicación “alta”: signo de separación, materialización de una diversidad aristocrática y lejanía de las miserias del mundo; pero también signo de visibilidad y comunicación, a lo largo de una ruta de peregrinación que comunicaba los otros dos principales centros del culto a San Miguel, el Mont Saint Michelle en Normandía, por una parte, y el santuario del Gargano, por la otra.
El elemento que más caracteriza la Sacra de San Miguel es su posición en la cumbre del monte Pirchiriano, un risco perteneciente al grupo del Rocciavré en los Alpes Cozie (cuya altitud es de 962 metros sobre el nivel del mar).
Historia
Al final del siglo X San Giovanni Vincenzo, un discípulo de San Romualdo, empieza aquí su vida eremítica. La elección del lugar fue debida a la imponencia, la predisposición a lo sagrado del monte Pirchiriano y la existencia de una colonia de ermitaños en el monte Caprasio.
En los albores del año 1000 irrumpe, en la vida ermitaña de Giovanni Vincenzo, un personaje que busca la redención de un pasado discutible: se trata del conde Ugo de Montboissier, rico y noble señor dela Alvernia , que había ido a Roma para pedir la indulgencia al Papa Silvestre II. Este último, como forma de penitencia, le concede la elección entre un exilio de 7 años o la construcción de una abadía. Fue en los años 983-987 cuando se comienza la construcción del monasterio, cedido después a la custodia de cinco monjes benedictinos.
Gracias a la iniciativa de Ugo de Montboissier y con el reclutamiento sistemático de abades y monjes en Alvernia, sobre el monte Pirchiriano se desarrolla un punto de reposo para peregrinos de alto nivel social, casi un centro cultural internacional.
En los albores del año 1000 irrumpe, en la vida ermitaña de Giovanni Vincenzo, un personaje que busca la redención de un pasado discutible: se trata del conde Ugo de Montboissier, rico y noble señor de
Gracias a la iniciativa de Ugo de Montboissier y con el reclutamiento sistemático de abades y monjes en Alvernia, sobre el monte Pirchiriano se desarrolla un punto de reposo para peregrinos de alto nivel social, casi un centro cultural internacional.
Construcción:
Entre el año 1099 y el año 1131 se hizo el trabajo más atrevido de todos ,estableciendo la punta de la montaña, como punto de partida para la construcción de la nueva iglesia de gran tamaño con 26 metros de altura, dominada por ábsides que conducen a la parte superior del edificio que roza los 1.000 metros de altura Sobre los 960 del Pirchiriano. La punta del monte Pirchiriano forma la base de uno de los pilares de la iglesia y todavía es visible y reconocible por la presencia de una placa con las palabras "pico dramáticamente santo" forma en la que le gustaba llamar a este lugar el poeta Clemente Rebora Rosmini.
El trabajo duró mucho tiempo y fue interrumpido varias veces debido a las dificultades encontradas en la realización de una obra tan impresionante, en particular, llevó mucho tiempo la construcción de la base y los ábsides, que se construyó por primera vez con el primer tramo con el apoyo de dos pilares redondos Todo esto se ha traducido en los pasillos, la superposición de tres tipos de arquitectura: de estilo románico con características Norman, de estilo románico se puede definir como la transición y, finalmente, de estilo gótico francés.
Entre 1120 y 1130 trabajó en la Sacra el escultor Niccolò. Trabajo Desde el porche que conduce a “la escalera de los muertos” (así llamada por estar construida sobre un antiguo cementerio), hasta donde se encuentra “la Puerta del Zodiaco”, con las Jambas decoradas con relives sobre los signos Zodiacales, que entonces eran una forma de representar el paso del tiempo.
Se ha intentado explicar por que muy a menudo, en la construcción de los santuarios dedicados a san miguel, la elección estaba orientada hacia un lugar elevado, de difícil acceso: entre las diferentes hipótesis se hallaban la preexistencia de templos antiguos, sugestiones eremititas o, incluso, el carácter de fortaleza de estos lugares, de aspecto inexpugnable, dignos de estar protegidos por el guardián celestial Pero mas allá de la relación con el arcángel, la elección de una cumbre, mas cerca del cielo que el resto de su entorno, debe ser interpretada teniendo en cuenta múltiples factores. Ante todo, en la mentalidad de los monjes, a la elevación material corresponda una elevación espiritual, un mayor acercamiento a Dios, una actitud más dispuesta a la contemplación y a la meditación (en una muy estrecha relación con el alejamiento de lo que es más terrenal y con el aislamiento y la soledad)
Contexto Histórico Local:
En el 826, un desertor bizantino ofreció el territorio siciliano al emir musulmán de Ifriquiya, lo que llevaría a una serie de guerras. Para 965 la isla había sido convertida en el Emirato de Sicilia, desde el que se lanzaban ataques a los puertos de la península. Los bizantinos reformaron sus posesiones en la zona sur de la península tras repeler uno de los ataques musulmanes sobre Bari en el 876, creando el Catapanato de Italia, en guerra con musulmanes y lombardos.
La situación dio un vuelco con la llegada de normandos que Pronto eran señores de posiciones conquistadas a bizantinos y lombardos, llegándose a la conquista normanda de Italia Meridional, con los nórdicos estableciendo un estado en Nápoles capitaneados por Roberto Guiscardo. De ahí cruzaron el estrecho de Messina y llegaron a reconquistar Sicilia a los musulmanes, que formaría parte de un reino unificado cuando Rogelio II de Sicilia reunió en 1130 ambos tronos en el Reino de Sicilia. El reino sería una amalgama del sustrato latino, godo, lombardo, grecobizantino y normando, como su arte, ejemplificado en
El deseo de autonomía existe desde el comienzo de la historia del monasterio, preocupado de evitar la jurisdicción de los obispos de Turín: en concreto, en el siglo XI los monjes, con su abad más famoso, Benedetto II, se ponen a favor de la reforma central romana. Conseguidas pronto la autonomía y la independencia de la autoridad temporal y de aquella del obispo, la abadía, gracias a su intensa hospitalidad, favorece los intercambios de tipo práctico y de profundo significado espiritual, que contribuyen a la creación del patrimonio común de una gran civilización religiosa. Durante este período la Sacra extiende las propias posesiones en Italia y en Europa, sobre las cuales ejerce derecho espiritual, administrativo, civil y penal.
Mientras trepábamos por la abrupta vereda que serpenteaba alrededor del monte, vi la abadía. No me impresionó la muralla que la rodeaba, similar a otras que había visto en todo el mundo cristiano, sino la mole de lo que después supe que era el Edificio. Se trataba de
una construcción octogonal que de lejos parecía un tetrágono (figura perfectísima que expresa la solidez e invulnerabilidad de la Ciudad de Dios), cuyos lados meridionales se erguían sobre la meseta de la abadía, mientras que los septentrionales parecían surgir de las mismas faldas de la montaña, arraigando en ellas y alzándose como un despeñadero. Quiero decir que en algunas partes, mirando desde abajo, la roca parecía prolongarse hacia el cielo, sin cambio de color ni de materia, y convertirse, a cierta altura, en burche y torreón (obra de gigantes habituados a tratar tanto con la tierra como con el
Cielo). Tres órdenes de ventanas expresaban el ritmo temario de la
Elevación, de modo que lo que era físicamente cuadrado en la tierra era espiritualmente triangular en el ciclo. Al acercarse más se advertía que, en cada ángulo, la forma cuadrangular engendraba un torreón heptagonal, cinco de cuyos lados asomaban hacia afuera; o
Sea que cuatro de los ocho lados del octágono mayor engendraban cuatro heptágonos menores, que hacia fuera se manifestaban como pentágonos. Evidente, y admirable, armonía de tantos números sagrados, cada uno revestido de un sutilísimo sentido espiritual. Ocho
Es el número de la perfección de todo tetrágono; cuatro, el número de los tetrágonos; cuatro, el número de los evangelios; cinco, el número de las partes del mundo; siete, el número de los dones del Espíritu Santo. Por la mole, y por la forma, el Edificio era similar a Castel Urbino o a Castel Dal Monte, que luego vería en el sur de la península italiana, pero por su posición inaccesible era más tremendo que ellos, y capaz de infundir temor al viajero que se fuese acercando poco a poco. Por suerte era una diáfana mañana de invierno y no vi
la construcción con el aspecto que presenta en los días de tormenta.
Sin embargo, no diré que me produjo sentimientos de júbilo. Me sentí
Amedrentado, presa de una vaga inquietud. Dios sabe que no eran
Fantasmas de mi ánimo inexperto, y que interpreté correctamente inequívocos presagios inscritos en la piedra el día en que los gigantes la modelaran, antes de que la ilusa voluntad de los monjes se atreviese a consagrarla a la custodia de la palabra divina.
Bibliografia:
Arte e historia en la Edad Media 1, Enrico Castelnuovo y Giussepe Sergi, AKAL, Arte y Estética. Madrid, España.
Sitio Oficial de Sacra de San Michele.
http://www.sacradisanmichele.com
http://www.sacradisanmichele.com
Sacra di San Michele en Wikipedia
Articulo Diario “El País” por PEDRO JESÚS FERNÁNDEZ, 09/02/2008
Historia de Italia en Wikipedia
El nombre de la Rosa , Umberto Eco, Editorial Lumen, Ediciones de la Flor. Buenos Aires, Argentina.
Alumna: Agustina Garay. 1° PAV. T.M.
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